La sensibilidad inherente al ser humano lo lleva a condenar el crimen siempre, no importa la época, el contexto o las supuestas razones que se esgriman. Ya sea la masacre contra el pueblo israelí por parte del fascismo alemán en la II Guerra Mundial o el actual genocidio que comete el estado sionista con los palestinos.
En estos días he tenido la posibilidad de ver imágenes por la televisión y leer decenas de artículos publicados desde todas partes del mundo en los sitios de la red de redes. Estoy de acuerdo con la gran mayoría en sus planteamientos esenciales, aunque hay matices de los que difiero.
Yo, como cualquier habitante de este Planeta que siga las reflexiones de nuestro Comandante en Jefe, Fidel Castro, se da cuenta de que casi todo lo que está sucediendo, para no ser absoluto, ha sido previsto por él y sus argumentos son, a todas luces, irrebatibles.
Ningún ser humano puede olvidar los crímenes fascistas contra los judíos, nadie desea que las imágenes de aquellos campos de concentración, de los cuerpos famélicos cremados en los hornos, se hagan cotidianas; pero tampoco admite el revanchismo de un estado terrorista como Israel, que insiste en destruir a Palestina y someter al mundo árabe.
La acción de comandos especiales del ejército de Israel contra un barco con ayuda humanitaria para la franja de Gaza, en aguas internacionales, es un hecho sin precedente. Militares entrenados y armados hasta los dientes, arremetieron contra personas inermes, desarmadas, sin ninguna posibilidad de defenderse.
Pero lo más triste es que la máxima instancia de las Naciones Unidas, su Consejo de Seguridad, lo único que hizo fue pronunciarse para que actos como este no se repitan y su resolución no condena al agresor pirata. Claro, el rey del veto hizo de todo para cuidar el “prestigio” de su gendarme por excelencia en el Medio Oriente.
Se sabe que la falta de democracia que corroe a Naciones Unidas, constituye la base del poder de Estados Unidos y sus aliados. La Asamblea General de la ONU está abierta al debate, la voz de cualquiera de sus estados miembros puede escucharse, esgrimir sólidos argumentos y hasta presentar resoluciones aprobadas abrumadoramente contra el imperio, como es el caso del bloqueo a Cuba; pero hasta ahí, en la práctica no sucede nada.
En 1979, después de la Sexta Cumbre de los Países no Alineados en La Habana, el entonces Presidente de Cuba, Fidel Castro, presentó el informe correspondiente a la Asamblea General de la ONU y, en una parte de su intervención, señaló con todos los argumentos que si no podía lograrse un equilibrio, una igualdad en las relaciones internacionales, entonces para que servía esa Organización.
Hoy es cada vez más evidente que la ONU no cumple con el papel moderador, de mantenimiento de la paz y la concordia internacional, para las cuales fue creada. Muchos especialistas, politólogos, filósofos y fundamentalmente millones de hombres y mujeres del mundo, sobre todo los que habitan en los países pobres, dudan o no creen en esa Organización.
En la práctica, la ONU es rehén de Estados Unidos y el resto de los países ricos del mundo, situación que permite a Israel actuar sin el menor respeto al resto del mundo, incluida la osadía de desconocer resoluciones del Consejo de Seguridad, Es así como el estado sionista invade, asesina, bloquea, no permite a nada ni a nadie, revisar su programa nuclear; en fin, hace lo que le viene en gana.
Ah, pero para condenar a Irán por su programa de uso de la energía nuclear con fines pacíficos, entonces sí que Estados Unidos logra el consenso en el Consejo de Seguridad con solo la valiente oposición de Brasil y Turquía, países que recientemente firmaron un convenio en esa materia con el gobierno iraní.
Cuánta razón tiene Fidel en cada uno de sus artículos. Mal anda el mundo, cuando unos pocos poderosos, encabezados por el mayor y más criminal imperio de la historia, arremeten contra la existencia de millones de seres humanos y destruyen la naturaleza en una irracional carrera hacia la autodestrucción del medio en que vivimos, hacia la desaparición de la vida en el Planeta.
No obstante, en todos los confines del universo se levantan voces que, de la misma manera que condenaron los crímenes fascistas contra la comunidad judía hace casi seis décadas, hoy advierten al estado terrorista de Israel que no perdonarán su acción genocida sobre el pueblo árabe. Aunque la ONU no sea capaz de hacerlo.
En estos días he tenido la posibilidad de ver imágenes por la televisión y leer decenas de artículos publicados desde todas partes del mundo en los sitios de la red de redes. Estoy de acuerdo con la gran mayoría en sus planteamientos esenciales, aunque hay matices de los que difiero.
Yo, como cualquier habitante de este Planeta que siga las reflexiones de nuestro Comandante en Jefe, Fidel Castro, se da cuenta de que casi todo lo que está sucediendo, para no ser absoluto, ha sido previsto por él y sus argumentos son, a todas luces, irrebatibles.
Ningún ser humano puede olvidar los crímenes fascistas contra los judíos, nadie desea que las imágenes de aquellos campos de concentración, de los cuerpos famélicos cremados en los hornos, se hagan cotidianas; pero tampoco admite el revanchismo de un estado terrorista como Israel, que insiste en destruir a Palestina y someter al mundo árabe.
La acción de comandos especiales del ejército de Israel contra un barco con ayuda humanitaria para la franja de Gaza, en aguas internacionales, es un hecho sin precedente. Militares entrenados y armados hasta los dientes, arremetieron contra personas inermes, desarmadas, sin ninguna posibilidad de defenderse.
Pero lo más triste es que la máxima instancia de las Naciones Unidas, su Consejo de Seguridad, lo único que hizo fue pronunciarse para que actos como este no se repitan y su resolución no condena al agresor pirata. Claro, el rey del veto hizo de todo para cuidar el “prestigio” de su gendarme por excelencia en el Medio Oriente.
Se sabe que la falta de democracia que corroe a Naciones Unidas, constituye la base del poder de Estados Unidos y sus aliados. La Asamblea General de la ONU está abierta al debate, la voz de cualquiera de sus estados miembros puede escucharse, esgrimir sólidos argumentos y hasta presentar resoluciones aprobadas abrumadoramente contra el imperio, como es el caso del bloqueo a Cuba; pero hasta ahí, en la práctica no sucede nada.
En 1979, después de la Sexta Cumbre de los Países no Alineados en La Habana, el entonces Presidente de Cuba, Fidel Castro, presentó el informe correspondiente a la Asamblea General de la ONU y, en una parte de su intervención, señaló con todos los argumentos que si no podía lograrse un equilibrio, una igualdad en las relaciones internacionales, entonces para que servía esa Organización.
Hoy es cada vez más evidente que la ONU no cumple con el papel moderador, de mantenimiento de la paz y la concordia internacional, para las cuales fue creada. Muchos especialistas, politólogos, filósofos y fundamentalmente millones de hombres y mujeres del mundo, sobre todo los que habitan en los países pobres, dudan o no creen en esa Organización.
En la práctica, la ONU es rehén de Estados Unidos y el resto de los países ricos del mundo, situación que permite a Israel actuar sin el menor respeto al resto del mundo, incluida la osadía de desconocer resoluciones del Consejo de Seguridad, Es así como el estado sionista invade, asesina, bloquea, no permite a nada ni a nadie, revisar su programa nuclear; en fin, hace lo que le viene en gana.
Ah, pero para condenar a Irán por su programa de uso de la energía nuclear con fines pacíficos, entonces sí que Estados Unidos logra el consenso en el Consejo de Seguridad con solo la valiente oposición de Brasil y Turquía, países que recientemente firmaron un convenio en esa materia con el gobierno iraní.
Cuánta razón tiene Fidel en cada uno de sus artículos. Mal anda el mundo, cuando unos pocos poderosos, encabezados por el mayor y más criminal imperio de la historia, arremeten contra la existencia de millones de seres humanos y destruyen la naturaleza en una irracional carrera hacia la autodestrucción del medio en que vivimos, hacia la desaparición de la vida en el Planeta.
No obstante, en todos los confines del universo se levantan voces que, de la misma manera que condenaron los crímenes fascistas contra la comunidad judía hace casi seis décadas, hoy advierten al estado terrorista de Israel que no perdonarán su acción genocida sobre el pueblo árabe. Aunque la ONU no sea capaz de hacerlo.
Etiquetas: La humanidad, Israel, Estados Unidos, Cuba, Fidel, la ONU
No hay comentarios:
Publicar un comentario