El equipo de Polonia jugó un gran partido y aprovechó las deficiencias de la selección local para vencerla anoche 3-0 y romperle el invicto en la fase de clasificación por grupos de la Liga Mundial de Voleibol.
Pese a tener en contra una afición que llenó el coliseo de la Ciudad Deportiva de La Habana y al esfuerzo del exigente encuentro que perdió el viernes en cinco parciales, los polacos, campeones de Europa, frenaron en seco a los combativos discípulos de Orlando Samuels.
Confieso que esperaba un encuentro distinto, en el cual los cubanos volvieran a crecerse luego de su espectacular victoria inicial y que los visitantes estarían cansados por las altas temperaturas y el supuesto cansancio que los hizo cometer tantos errores en la muerte súbita.
La cancha reflejó otra cosa, totalmente distinta. Es cierto que los cubanos pelearon duro los dos primeros parciales antes de caer 25-27 y 23-25, pero cometieron muchos errores, especialmente en el servicio y la recepción, además de que el trabajo en la net estuvo muy lejos de la conseguido en el anterior choque.
Lo ocurrido en el tercer tiempo es como para borrarlo y olvidarse completamente de lo que sucedió. ¿Por qué? Bueno, porque no había visto un desempeño tan pobre de un equipo cubano de voleibol en muchos años. Nada funcionó y aunque Samuel volvió a realizar los cambios necesarios, no llegó la esperada reacción, por lo que los polacos terminaron con un apabullante 25-12, causante de la retirada en masa de los aficionados, mucho antes del desenlace final.
Y es lo que he reiterado en los últimos tiempos: el equipo Cubano no estabiliza sus resultados y si en un partido brilla sobremanera, en otro su actuación es de lágrimas, como ha dicho el colega Rodolfo García, comentarista de Tele Rebelde, el canal de los deportes en Cuba.
No se trata de elogiar cuando se gana y criticar en el caso de las derrotas, no. Siempre trato de ser justo y señalar virtudes y defectos, porque no cabe la menor duda acerca de que nunca un equipo es tan bueno cuando gana, ni tan malo cuando pierde. Esa es la verdad.
La sexteta cubana, quizás la más joven del mundo por su promedio de edad, es una de las mejores y no por gusto se bate con los grandes de la llamada súper élite; pero necesita más roce internacional, aumentar el número de partidos contra los más calificados, única forma de que sus excelentes jugadores puedan curtirse, madurar y acostumbrarse a vencer rivales de la máxima calidad.
Pese a caer este sábado los chicos de casa mantienen el primer lugar de su grupo con cinco victorias, una sola derrota y 13 puntos acumulados, luego de los tres enfrentamientos en calidad de anfitriones, en los cuales la Ciudad Deportiva habanera se ratificó en su condición de sede de lujo en cada edición de la Liga Mundial.
A partir del próximo fin de semana el equipo cubano necesita ratificar toda su calidad, cuando visite sucesivamente a Alemania, Polonia y Argentina, en los topes que complementan la fase preliminar de la Liga; sobre todo porque tiene lesionado a su líbero principal, Kélber Gutiérrez y un hombre clave en el ataque y el servicio como Wilfredo León, estuvo muy lejos de sus posibilidades, quizás por el exceso de trabajo durante los dos últimos años.
Me parece que tantos torneos de nivel mundial, lo mismo en la máxima categoría que en la juvenil, han hecho mella en el físico y la síquis del adolescente de Santiago de Cuba. Es un muchacho en pleno desarrollo, a quien es preciso cuidar, máxime cuando ha demostrado que es ya uno de los mejores jugadores del mundo.
Pese a tener en contra una afición que llenó el coliseo de la Ciudad Deportiva de La Habana y al esfuerzo del exigente encuentro que perdió el viernes en cinco parciales, los polacos, campeones de Europa, frenaron en seco a los combativos discípulos de Orlando Samuels.
Confieso que esperaba un encuentro distinto, en el cual los cubanos volvieran a crecerse luego de su espectacular victoria inicial y que los visitantes estarían cansados por las altas temperaturas y el supuesto cansancio que los hizo cometer tantos errores en la muerte súbita.
La cancha reflejó otra cosa, totalmente distinta. Es cierto que los cubanos pelearon duro los dos primeros parciales antes de caer 25-27 y 23-25, pero cometieron muchos errores, especialmente en el servicio y la recepción, además de que el trabajo en la net estuvo muy lejos de la conseguido en el anterior choque.
Lo ocurrido en el tercer tiempo es como para borrarlo y olvidarse completamente de lo que sucedió. ¿Por qué? Bueno, porque no había visto un desempeño tan pobre de un equipo cubano de voleibol en muchos años. Nada funcionó y aunque Samuel volvió a realizar los cambios necesarios, no llegó la esperada reacción, por lo que los polacos terminaron con un apabullante 25-12, causante de la retirada en masa de los aficionados, mucho antes del desenlace final.
Y es lo que he reiterado en los últimos tiempos: el equipo Cubano no estabiliza sus resultados y si en un partido brilla sobremanera, en otro su actuación es de lágrimas, como ha dicho el colega Rodolfo García, comentarista de Tele Rebelde, el canal de los deportes en Cuba.
No se trata de elogiar cuando se gana y criticar en el caso de las derrotas, no. Siempre trato de ser justo y señalar virtudes y defectos, porque no cabe la menor duda acerca de que nunca un equipo es tan bueno cuando gana, ni tan malo cuando pierde. Esa es la verdad.
La sexteta cubana, quizás la más joven del mundo por su promedio de edad, es una de las mejores y no por gusto se bate con los grandes de la llamada súper élite; pero necesita más roce internacional, aumentar el número de partidos contra los más calificados, única forma de que sus excelentes jugadores puedan curtirse, madurar y acostumbrarse a vencer rivales de la máxima calidad.
Pese a caer este sábado los chicos de casa mantienen el primer lugar de su grupo con cinco victorias, una sola derrota y 13 puntos acumulados, luego de los tres enfrentamientos en calidad de anfitriones, en los cuales la Ciudad Deportiva habanera se ratificó en su condición de sede de lujo en cada edición de la Liga Mundial.
A partir del próximo fin de semana el equipo cubano necesita ratificar toda su calidad, cuando visite sucesivamente a Alemania, Polonia y Argentina, en los topes que complementan la fase preliminar de la Liga; sobre todo porque tiene lesionado a su líbero principal, Kélber Gutiérrez y un hombre clave en el ataque y el servicio como Wilfredo León, estuvo muy lejos de sus posibilidades, quizás por el exceso de trabajo durante los dos últimos años.
Me parece que tantos torneos de nivel mundial, lo mismo en la máxima categoría que en la juvenil, han hecho mella en el físico y la síquis del adolescente de Santiago de Cuba. Es un muchacho en pleno desarrollo, a quien es preciso cuidar, máxime cuando ha demostrado que es ya uno de los mejores jugadores del mundo.
Etiquetas: Deporte, Voleibol, Liga Mundial, Cuba, Polonia
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