A pesar de sus dos victorias y cinco puntos acumulados frente al cuadro de Argentina, el sexteto cubano necesita elevar su nivel de juego si quiere clasificar para la fase final de la Liga Mundial de Voleibol en su edición número 21.
Aunque parezca contradictorio porque lo más importante eran los dos éxitos frente a los sudamericanos en el comienzo de la Liga, la gran realidad es que las deficiencias y las intermitencias en el quehacer de los cubanos en la cancha de la Ciudad Deportiva de La Habana, no deben alcanzarle para alcanzar su objetivo supremo.
En el primer choque, efectuado el viernes, después de ganar los dos primeros sets, Cuba cayó en el tercero 21-25 y aunque reaccionó en el cuarto para definir con un claro 25-18, no anduvo bien en el recibo y su bloqueo prácticamente no existió. Fueron tantos los errores de los discípulos de Orlando Samuels que significaron alrededor del 48 por ciento de los puntos de Argentina.
Durante el encuentro sabatino, los problemas del cuadro tricolor estuvieron presentes desde que se produjo el primer saque y aunque también los argentinos mostraron inseguridad; regalaron un tiempo inicial de leyenda, ganado por los gauchos nada menos que 34 X 32.
El segundo set pareció un paseo por la Plaza de Mayo de Buenos Aires, cuando los discípulos de Javier Wéber llegaron a tener ventaja de cuatro cartones y situarse a cinco del triunfo; pero se produjo una vigorosa reacción del cuadro cubano que no se detuvo hasta empatar el choque por un 25-23 disfrutado de lo lindo en las gradas del coliseo mayor.
Los altibajos de Cuba volvieron a ser protagonistas y luego del triunfo gaucho 25-20 en el tercer parcial, el partido se fue hasta la muerte súbita del quinto, tras un fácil éxito local 25-17, en el cuarto, gracias sobre todo al novato zurdo Fernando Hernández, convertido en bujía inspiradora, cuando las figuras principales de casa estuvieron apagadas.
La muerte súbita se comportó de acuerdo con las características que indican su nombre y para llevarse el gato al agua, los cubanos debieron emplearse al máximo ante unos argentinos que vendieron cara su derrota antes de caer 15-13.
Ganar es importante, no lo dudo ni por un momento, pero no siempre la victoria es sinónimo de juego de alto nivel y, aunque Cuba venció dos veces a Argentina, sede de la fase final de la Liga este año y, por tanto, clasificado directo; no mostró todas sus posibilidades teóricas.
Argentina no puede ser el medidor de la forma que presenta Cuba y no porque deje de ser un buen equipo que ya estuvo en la final del pasado año, sino porque no tiene de objetivo ganar, sino que utilizará la ronda clasificatoria para ajustar su maquinaria, probar a las figuras noveles y preparar la estrategia que lleve al equipo a un resultado importante.
El equipo cubano tiene que buscar el boleto en la fase de clasificación en su grupo donde aparecen, además, Alemania y Polonia, este último titular de Europa y ambos con más calidad teórica y mucha experiencia en torneos del más alto nivel, cuajados de jugadores que militan en las más fuertes ligas del mundo.
No es que sea escéptico, pero como he visto tanto voleibol y sé la potencialidad del equipo nacional cubano, considero que con un comportamiento similar al observado frente a los argentinos el fin de semana, será muy difícil alcanzar un resultado similar en los choques ante alemanes o polacos.
El equipo cubano de voleibol, rama masculina, es uno de los mejores del mundo, pero necesita mejorar en su rendimiento integral para mantenerse entre los grandes. No puede aspirarse a pasar por encima de rivales del más alto nivel con tantos errores en el servicio y el recibo y, sobre todo, sin un trabajo eficiente sobre la net y la conquista de los puntos necesarios por intermedio del bloqueo.
Los cubanos deben y pueden jugar mucho mejor que como lo hicieron ante Argentina; estoy seguro de que ya se trabaja en pos de superar todas las deficiencias de las que fui testigo en los dos partidos iniciales de la Liga Mundial, pero es preciso materializar en la cancha todo su potencial. Confío en que así será.
Aunque parezca contradictorio porque lo más importante eran los dos éxitos frente a los sudamericanos en el comienzo de la Liga, la gran realidad es que las deficiencias y las intermitencias en el quehacer de los cubanos en la cancha de la Ciudad Deportiva de La Habana, no deben alcanzarle para alcanzar su objetivo supremo.
En el primer choque, efectuado el viernes, después de ganar los dos primeros sets, Cuba cayó en el tercero 21-25 y aunque reaccionó en el cuarto para definir con un claro 25-18, no anduvo bien en el recibo y su bloqueo prácticamente no existió. Fueron tantos los errores de los discípulos de Orlando Samuels que significaron alrededor del 48 por ciento de los puntos de Argentina.
Durante el encuentro sabatino, los problemas del cuadro tricolor estuvieron presentes desde que se produjo el primer saque y aunque también los argentinos mostraron inseguridad; regalaron un tiempo inicial de leyenda, ganado por los gauchos nada menos que 34 X 32.
El segundo set pareció un paseo por la Plaza de Mayo de Buenos Aires, cuando los discípulos de Javier Wéber llegaron a tener ventaja de cuatro cartones y situarse a cinco del triunfo; pero se produjo una vigorosa reacción del cuadro cubano que no se detuvo hasta empatar el choque por un 25-23 disfrutado de lo lindo en las gradas del coliseo mayor.
Los altibajos de Cuba volvieron a ser protagonistas y luego del triunfo gaucho 25-20 en el tercer parcial, el partido se fue hasta la muerte súbita del quinto, tras un fácil éxito local 25-17, en el cuarto, gracias sobre todo al novato zurdo Fernando Hernández, convertido en bujía inspiradora, cuando las figuras principales de casa estuvieron apagadas.
La muerte súbita se comportó de acuerdo con las características que indican su nombre y para llevarse el gato al agua, los cubanos debieron emplearse al máximo ante unos argentinos que vendieron cara su derrota antes de caer 15-13.
Ganar es importante, no lo dudo ni por un momento, pero no siempre la victoria es sinónimo de juego de alto nivel y, aunque Cuba venció dos veces a Argentina, sede de la fase final de la Liga este año y, por tanto, clasificado directo; no mostró todas sus posibilidades teóricas.
Argentina no puede ser el medidor de la forma que presenta Cuba y no porque deje de ser un buen equipo que ya estuvo en la final del pasado año, sino porque no tiene de objetivo ganar, sino que utilizará la ronda clasificatoria para ajustar su maquinaria, probar a las figuras noveles y preparar la estrategia que lleve al equipo a un resultado importante.
El equipo cubano tiene que buscar el boleto en la fase de clasificación en su grupo donde aparecen, además, Alemania y Polonia, este último titular de Europa y ambos con más calidad teórica y mucha experiencia en torneos del más alto nivel, cuajados de jugadores que militan en las más fuertes ligas del mundo.
No es que sea escéptico, pero como he visto tanto voleibol y sé la potencialidad del equipo nacional cubano, considero que con un comportamiento similar al observado frente a los argentinos el fin de semana, será muy difícil alcanzar un resultado similar en los choques ante alemanes o polacos.
El equipo cubano de voleibol, rama masculina, es uno de los mejores del mundo, pero necesita mejorar en su rendimiento integral para mantenerse entre los grandes. No puede aspirarse a pasar por encima de rivales del más alto nivel con tantos errores en el servicio y el recibo y, sobre todo, sin un trabajo eficiente sobre la net y la conquista de los puntos necesarios por intermedio del bloqueo.
Los cubanos deben y pueden jugar mucho mejor que como lo hicieron ante Argentina; estoy seguro de que ya se trabaja en pos de superar todas las deficiencias de las que fui testigo en los dos partidos iniciales de la Liga Mundial, pero es preciso materializar en la cancha todo su potencial. Confío en que así será.
Etiquetas: Cuba, deporte, voleibol
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