Las Tunas, Cuba.- El 6 de enero era supuestamente un día feliz para los niños de los países que, como el nuestro, seguía la tradición de la visita de los Tres Reyes Magos, con sus camellos cargados de juguetes; sin embargo, tengo amargos recuerdos de lo que ocurría, hace más de medio siglo, en mi humilde barrio de Casa Piedra, en la entonces pequeña ciudad de Victoria de Las Tunas.
Para mi el Día de Reyes era una jornada de tristeza y no porque me faltara en la infancia y adolescencia el juguete que me asignaran mis padres de acuerdo con el estrecho presupuesto de un hogar obrero, sino porque eran muchos, demasiados diría yo, los niños que lloraban desconsoladamente al sentirse “olvidados” por aquellos viajeros a quienes esperaron durante todo un año.
Era muy lacerante escuchar a mis amiguitos repetir entre sollozos: “¿Por qué no me trajeron un juguete si hicimos la cartica, dejamos la yerba y el agua para los camellos y un dulce para cada uno de los Reyes Magos, además de que nos comportamos bien en la escuela?”
Quedaba al desnudo la falsedad de aquella tradición, porque no había Reyes, ni Magos que trajeran juguetes en camellos, a pie o en carretones. Los niños pobres, cuyos padres no podían comprar los regalos porque el dinero no alcanzaba ni para comer, sufrían amargamente al ver a sus hijos llorar en un día en el cual debían gozar de felicidad.
Pero lo más triste es que en los hogares se pedía a los niños buen comportamiento en el hogar y en la escuela, para tener un aval ante la visita de los Reyes Magos, falsedad comprobada por ellos, cuando el 6 de enero veían a los hijos de aquellas personas que tenían posibilidades económicas con los mejores juguetes, pese a irrespetar a sus padres, sus vecinos, sus maestros…
En Cuba hoy no se tiene en cuenta esa falsa leyenda. A partir del primero de enero de 1959, la inmensa mayoría de las familias puede comprar juguetes para sus hijos cuando lo estime conveniente y en atención a sus gustos o preferencias y, desde hace muchos años, el tercer domingo de julio se celebra el Día de los Niños, con actividades especiales para ellos a lo largo y ancho del país.
El Héroe Nacional de Cuba, José Martí sentenció que los niños son la esperanza del mundo, son los que saben querer y por eso en su amada isla, la Mayor de las Antillas, ellos son lo más preciado, lo más importante. No es casual entonces que los “príncipes enanos” de este país, vivan felices y saludables sin necesidad de esperar un año entero por la supuesta visita de viajeros que no fueron, no son y no serán, ni reyes, ni magos.
Para mi el Día de Reyes era una jornada de tristeza y no porque me faltara en la infancia y adolescencia el juguete que me asignaran mis padres de acuerdo con el estrecho presupuesto de un hogar obrero, sino porque eran muchos, demasiados diría yo, los niños que lloraban desconsoladamente al sentirse “olvidados” por aquellos viajeros a quienes esperaron durante todo un año.
Era muy lacerante escuchar a mis amiguitos repetir entre sollozos: “¿Por qué no me trajeron un juguete si hicimos la cartica, dejamos la yerba y el agua para los camellos y un dulce para cada uno de los Reyes Magos, además de que nos comportamos bien en la escuela?”
Quedaba al desnudo la falsedad de aquella tradición, porque no había Reyes, ni Magos que trajeran juguetes en camellos, a pie o en carretones. Los niños pobres, cuyos padres no podían comprar los regalos porque el dinero no alcanzaba ni para comer, sufrían amargamente al ver a sus hijos llorar en un día en el cual debían gozar de felicidad.
Pero lo más triste es que en los hogares se pedía a los niños buen comportamiento en el hogar y en la escuela, para tener un aval ante la visita de los Reyes Magos, falsedad comprobada por ellos, cuando el 6 de enero veían a los hijos de aquellas personas que tenían posibilidades económicas con los mejores juguetes, pese a irrespetar a sus padres, sus vecinos, sus maestros…
En Cuba hoy no se tiene en cuenta esa falsa leyenda. A partir del primero de enero de 1959, la inmensa mayoría de las familias puede comprar juguetes para sus hijos cuando lo estime conveniente y en atención a sus gustos o preferencias y, desde hace muchos años, el tercer domingo de julio se celebra el Día de los Niños, con actividades especiales para ellos a lo largo y ancho del país.
El Héroe Nacional de Cuba, José Martí sentenció que los niños son la esperanza del mundo, son los que saben querer y por eso en su amada isla, la Mayor de las Antillas, ellos son lo más preciado, lo más importante. No es casual entonces que los “príncipes enanos” de este país, vivan felices y saludables sin necesidad de esperar un año entero por la supuesta visita de viajeros que no fueron, no son y no serán, ni reyes, ni magos.
Etiquetas: La falsedad de los Tres Reyes Magos, tradición, juguetes, niños, familia, tristeza, Las Tunas, Çuba, Revolución, José Martí
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