sábado, octubre 11, 2008

Desde el comienzo de la lucha
La respuesta viril de Las Tunas
Hace 140 años, las fuerzas patrióticas del territorio de Las Tunas, encabezadas por Vicente García, estaban listas para lanzarse a la manigua el 14 de octubre de 1868, según lo acordado; por lo que enteradas del pronunciamiento de Céspedes el día 10 en La Demajagua, lo secundaron de inmediato.
La información del comienzo de la guerra por la independencia llegó a Las Tunas al otro día, a través del telégrafo oficial y las autoridades la recibieron con asombro. Vicente García lo supo porque se dio a conocer en una reunión del Ayuntamiento, del cual era miembro de honor.
El jefe tunero se comunicó inmediatamente con el resto de los jefes de la zona y los citó para esa noche en el llamado potrero de El Hormiguero, encuentro al que asistió luego de afrontar un llamado del Teniente Gobernador de la villa, quien solo tenía la intención de informarle sobre las medidas adoptadas para la defensa en caso de ataque.
Los preparativos para asaltar la plaza se aceleraron y el día 12 Vicente impartió las orientaciones de última hora a una tropa bisoña y armada solamente con fusiles de chispa pistón, algunas pistolas, machetes y trozos de maderos.
Prevenidos por lo ocurrido en La Demajagua y tal como se lo comunicó el Teniente Gobernador a Vicente García, los españoles levantaron barricadas en las bocacalles que accedían a la sede del Gobierno y a la plaza de armas, la cual estaba protegida por tambores, trincheras y alambradas; por lo que la villa se convertía en un objetivo sumamente difícil.
La guarnición de los realistas estaba integrada por el regimiento número dos de infantería de la Reina, una compañía de voluntarios, el destacamento de la iglesia, el cuerpo de bomberos y la policía del partido de Cabaniguán.
Los revolucionaros contaban solo con unos 200 hombres al mando de Vicente García, quien dispuso que una parte, dirigida por Francisco Varona, atacaría por el norte, desde La Canoa; los efectivos de Rubalcava y Francisco Vega, por el camino de Bayamo, al este; en tanto el contingente principal entraría por el camino de Camagüey.
Al amanecer del 13 de octubre, las fuerzas de Vega y Rubalcava, adelantadas a la orden de ataque, fueron rechazadas; sin embargo, los hombres encabezados por Vicente García y Ramón Ortuño arremetieron con tal ímpetu desde el oeste que arrollaron a los defensores de las barricadas.
Pese al escaso armamento y haciendo uso efectivo de los machetes y los trozos de madero, los patriotas tomaron la plaza de armas y obligaron a la guarnición española a refugiarse en la fortificada iglesia, la cual no pudo ser ocupada porque la bisoña fuerza no contaba con explosivos para derribar el enorme portón.
El éxito del audaz asalto le costó la vida a cuatro bravos combatientes por la libertad de la patria, cuyos nombres quedaron en el anonimato, debido a que los españoles se apoderaron de las anotaciones de los primeros años del diario de campaña de Vicente García.
La ciudad se mantuvo prácticamente en poder de los patriotas durante varios días, pese a que, desde el 14, las autoridades encerradas en la iglesia solicitaron refuerzos a través del telégrafo, porque esos contingentes fueron emboscados en los caminos de acceso y golpeados de forma tal, que entraron a la villa considerablemente diezmados.
Pero como era costumbre, las fuerzas españolas se atribuyeron el triunfo en la acción y bautizaron la calle Isabel II, actual Vicente García, con el nombre de 13 de Octubre.
Desde aquel comienzo glorioso, Las Tunas siempre ha dicho presente en las luchas por la independencia de la Patria y es por eso que con tanta justeza, el Comandante en Jefe Fidel Castro sentenció que nunca se quedó atrás. Y hoy los herederos de aquellos bravos patriotas reafirman que jamás se quedarán a la zaga.
El ejemplo de aquellos que indicaron el camino de la libertad, nos guía hoy en la batalla de ideas, en la lucha por seguir siendo libres e independientes, tanto frente al asedio del imperialismo yanqui, como en las tareas por recuperarnos en el menor tiempo posible de los embates de la naturaleza.
Fuente
-Vicente García, Leyenda y realidad, de Víctor Manuel Marrero Zaldívar, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1992.


No hay comentarios: