Desde Yara
La Revolución Cubana es única
En la lucha por su emancipación, iniciada hace 140 años en el ingenio La Demajagua por Carlos Manuel de Céspedes, la Revolución Cubana es una sola, estudiada por etapas en las cuales reveses y victorias momentáneos, transitaron por el largo proceso que desembocó en el triunfo definitivo del primero de enero de 1959.
El Padre de la Patria, que estaba listo como otros jefes del departamento oriental y del Camagüey, para pronunciarse el 14 de octubre, debió adelantar su alzamiento, al conocer que sería detenido por las autoridades coloniales.
Es así que el día 10, junto a otros patriotas, reunió a la dotación de su ingenio La Demajagua, dio a conocer las ideas y los fines del Manifiesto de la Junta Revolucionaria de la Isla de Cuba en el que se reconocía la igualdad de los hombres blancos o negros; cubanos o no; le dio la libertad a los esclavos y los exhortó a incorporarse a las fuerzas que lucharían hasta conseguir la independencia.
No fue alentador el comienzo de la guerra, porque un día después, el 11, los patriotas sufrieron un duro revés en el intento de tomar el poblado de Yara; pero no se amilanaron, se reorganizaron y pusieron en jaque a las tropas españolas hasta posesionarse de la ciudad de Bayamo, donde establecieron el cuartel general de la Revolución.
Una lucha larga y difícil debió librar el pueblo de Cuba a partir de aquel momento sublime. Las divisiones internas minaron la Guerra de los 10 Años, signada por el oneroso Pacto del Zanjón; pero hubo un Baraguá, el intento de la llamada Guerra Chiquita y tras la tregua fecunda, la contienda necesaria organizada por José Martí que dio al traste con la dominación española en 1898.
Pero el naciente imperialismo norteamericano no quería perder “la fruta madura”, hizo estallar el crucero Maine en la bahía de La Habana, intervino en la guerra y a través de un traidor, Don Tomás Estrada Palma, nos legó una falsa república, encadenada al vecino a través de la Enmienda Platt.
La Revolución, no obstante, mantuvo su vitalidad; la lucha se ajustó a las nuevas condiciones y nació el continuador del Partido Revolucionario Cubano, cuando uno de sus fundadores, el veterano tabaquero Carlos Baliño, se unió al joven marxista Julio Antonio Mella para dar vida al Partido Comunista en el lejano año 1925.
Es cierto que la Revolución del 30 que hizo huir al tirano Gerardo Machado, a la postre se fue a bolina; pero otra vez fue solo una tregua. Los verdaderos amantes de la libertad no cesaron en su empeño: Eduardo Chibás creó el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo) y tras su muerte, los más jóvenes integrantes entre ellos Fidel Castro Ruz y Abel Santamaría Cuadrado, encabezaron la Generación del Centenario.
La tiranía de Fulgencio Batista, instaurada tras el Golpe de Estado del 10 de marzo de 1952, conoció del arrojo de los patriotas y después del asalto a los cuarteles Moncada, de Santiago de Cuba y Carlos Manuel de Céspedes, nada pudo impedir el avance hacia la victoria definitiva del pueblo.
La prisión fecunda en la entonces Isla de Pinos, sirvió para perfilar la estrategia de lo que sería el Movimiento 26 de Julio. Tras la amnistía de los presos políticos gracias a la creciente presión popular, vino el exilio de los Moncadistas, el Granma y la guerra de guerrillas en la Sierra Maestra.
Desde el primero de enero de 1959, Cuba fue definitivamente libre e independiente. Esa realidad no la aceptan, ni la aceptarán jamás los imperialistas y sus lacayos, que agraden al país por todas las vías posibles, incluido un criminal bloqueo económico y financiero que condena, cada año, la comunidad internacional en la Asamblea General de la ONU.
En este contexto de paz relativa, en el que priva la guerra a pensamiento, la batalla de ideas, el pueblo de Cuba con su Revolución, la misma que inició Carlos Manuel de Céspedes; enfrenta todos los desafíos y defiende su derecho a vivir en una sociedad justa y equitativa, como la soñó José Martí, con todos y para el bien de todos.
La Revolución Cubana es única
En la lucha por su emancipación, iniciada hace 140 años en el ingenio La Demajagua por Carlos Manuel de Céspedes, la Revolución Cubana es una sola, estudiada por etapas en las cuales reveses y victorias momentáneos, transitaron por el largo proceso que desembocó en el triunfo definitivo del primero de enero de 1959.
El Padre de la Patria, que estaba listo como otros jefes del departamento oriental y del Camagüey, para pronunciarse el 14 de octubre, debió adelantar su alzamiento, al conocer que sería detenido por las autoridades coloniales.
Es así que el día 10, junto a otros patriotas, reunió a la dotación de su ingenio La Demajagua, dio a conocer las ideas y los fines del Manifiesto de la Junta Revolucionaria de la Isla de Cuba en el que se reconocía la igualdad de los hombres blancos o negros; cubanos o no; le dio la libertad a los esclavos y los exhortó a incorporarse a las fuerzas que lucharían hasta conseguir la independencia.
No fue alentador el comienzo de la guerra, porque un día después, el 11, los patriotas sufrieron un duro revés en el intento de tomar el poblado de Yara; pero no se amilanaron, se reorganizaron y pusieron en jaque a las tropas españolas hasta posesionarse de la ciudad de Bayamo, donde establecieron el cuartel general de la Revolución.
Una lucha larga y difícil debió librar el pueblo de Cuba a partir de aquel momento sublime. Las divisiones internas minaron la Guerra de los 10 Años, signada por el oneroso Pacto del Zanjón; pero hubo un Baraguá, el intento de la llamada Guerra Chiquita y tras la tregua fecunda, la contienda necesaria organizada por José Martí que dio al traste con la dominación española en 1898.
Pero el naciente imperialismo norteamericano no quería perder “la fruta madura”, hizo estallar el crucero Maine en la bahía de La Habana, intervino en la guerra y a través de un traidor, Don Tomás Estrada Palma, nos legó una falsa república, encadenada al vecino a través de la Enmienda Platt.
La Revolución, no obstante, mantuvo su vitalidad; la lucha se ajustó a las nuevas condiciones y nació el continuador del Partido Revolucionario Cubano, cuando uno de sus fundadores, el veterano tabaquero Carlos Baliño, se unió al joven marxista Julio Antonio Mella para dar vida al Partido Comunista en el lejano año 1925.
Es cierto que la Revolución del 30 que hizo huir al tirano Gerardo Machado, a la postre se fue a bolina; pero otra vez fue solo una tregua. Los verdaderos amantes de la libertad no cesaron en su empeño: Eduardo Chibás creó el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo) y tras su muerte, los más jóvenes integrantes entre ellos Fidel Castro Ruz y Abel Santamaría Cuadrado, encabezaron la Generación del Centenario.
La tiranía de Fulgencio Batista, instaurada tras el Golpe de Estado del 10 de marzo de 1952, conoció del arrojo de los patriotas y después del asalto a los cuarteles Moncada, de Santiago de Cuba y Carlos Manuel de Céspedes, nada pudo impedir el avance hacia la victoria definitiva del pueblo.
La prisión fecunda en la entonces Isla de Pinos, sirvió para perfilar la estrategia de lo que sería el Movimiento 26 de Julio. Tras la amnistía de los presos políticos gracias a la creciente presión popular, vino el exilio de los Moncadistas, el Granma y la guerra de guerrillas en la Sierra Maestra.
Desde el primero de enero de 1959, Cuba fue definitivamente libre e independiente. Esa realidad no la aceptan, ni la aceptarán jamás los imperialistas y sus lacayos, que agraden al país por todas las vías posibles, incluido un criminal bloqueo económico y financiero que condena, cada año, la comunidad internacional en la Asamblea General de la ONU.
En este contexto de paz relativa, en el que priva la guerra a pensamiento, la batalla de ideas, el pueblo de Cuba con su Revolución, la misma que inició Carlos Manuel de Céspedes; enfrenta todos los desafíos y defiende su derecho a vivir en una sociedad justa y equitativa, como la soñó José Martí, con todos y para el bien de todos.
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