Bien por mi Congreso
Ayer se clausuró el Octavo Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba, mi Congreso, el de una organización a la que he dedicado la mayor parte de mi vida, nada menos que 42 años, y de la cual me siento muy orgulloso.
A mi mente acudieron los recuerdos de las ediciones tres y cuatro, en la primera, con la presencia de nuestro querido Comandante Fidel y en la segunda, con la compañía del entrañable Raúl. En ambas ocasiones estuve presente en calidad de delegado.
Ahora, aunque no estaba físicamente en el salón plenario del Palacio de Convenciones, de la capital; puedo asegurar que compartí con mis colegas de todo el país y sentí la satisfacción del deber cumplido, de ser parte de una legión de informadores que merecieron el reconocimiento y la felicitación de la máxima dirección de la Revolución por mantenerse en la primera trinchera.
En mi condición de viejo periodista, no de periodista viejo, porque tengo un espíritu eternamente joven; me sentí contento, pero no satisfecho, sino más comprometido para seguir adelante en el perfeccionamiento de nuestro quehacer en la vanguardia de la batalla de ideas y con la disposición de acercarnos cada vez más a lo que nuestro pueblo quiere y merece.
Estoy orgulloso de militar en una organización en la que tengo de colegas, nada más y nada menos, que a Fidel y a Raúl. ¡Cuánto honor! Este Congreso profundo, valiente como lo calificó el compañero Esteban Lazo en las palabras centrales, me sirve de motivación, de acicate, para seguir superándome y buscando el periodismo que la Revolución necesita, ese que sea capaz de esparcir por el mundo la verdad de Cuba, nuestra verdad irrebatible, frente a las calumnias de los enemigos de la humanidad.
¡Cuánta alegría sentí por la entrega a Fidel del Premio Extraordinario de Periodismo José Martí por la Obra de la Vida! Nadie lo merece más que él, nadie ha trabajado tanto en el sentido de orientar, informar, educar al pueblo a través de los medios de difusión masiva. Felicidades, querido Comandante.
Hoy me siento feliz y me reconozco por haber dedicado mi vida a esta profesión, en la cual tenemos tanto de soldados. Sí, porque eso somos, soldados de primera fila en defensa de lla sociedad más justa del mundo.
“De todos los oficios prefiero el de la imprenta”, decía nuestro José Martí en referencia al periodismo que, en su época era solo el escrito, pero que creció con la aparición de la radio, de la televisión y, en los tiempos que corren se suma la red de redes y su autopista de información digital.
Razón tenía el Héroe Nacional de Cuba, uno de los precursores de nuestro periodismo, creador de Patria, el periódico que hoy está multiplicado en la gran tarea de ganar a pensamiento la batalla de pensamiento que se nos impone.
Bien por mi Congreso. Hoy mi corazón palpitó más aceleradamente que de costumbre, porque considero privilegio formar parte de este gran destacamento que, jamás, le fallará a la Revolución, al Partido, a Fidel, a Raúl y, fundamentalmente, al pueblo valeroso y leal que resiste con estoicismo y dignidad, las arremetidas del imperio más agresivo y poderoso en la historia de la humanidad, sin ceder un ápice en su derecho a ser libre e independiente.
Ayer se clausuró el Octavo Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba, mi Congreso, el de una organización a la que he dedicado la mayor parte de mi vida, nada menos que 42 años, y de la cual me siento muy orgulloso.
A mi mente acudieron los recuerdos de las ediciones tres y cuatro, en la primera, con la presencia de nuestro querido Comandante Fidel y en la segunda, con la compañía del entrañable Raúl. En ambas ocasiones estuve presente en calidad de delegado.
Ahora, aunque no estaba físicamente en el salón plenario del Palacio de Convenciones, de la capital; puedo asegurar que compartí con mis colegas de todo el país y sentí la satisfacción del deber cumplido, de ser parte de una legión de informadores que merecieron el reconocimiento y la felicitación de la máxima dirección de la Revolución por mantenerse en la primera trinchera.
En mi condición de viejo periodista, no de periodista viejo, porque tengo un espíritu eternamente joven; me sentí contento, pero no satisfecho, sino más comprometido para seguir adelante en el perfeccionamiento de nuestro quehacer en la vanguardia de la batalla de ideas y con la disposición de acercarnos cada vez más a lo que nuestro pueblo quiere y merece.
Estoy orgulloso de militar en una organización en la que tengo de colegas, nada más y nada menos, que a Fidel y a Raúl. ¡Cuánto honor! Este Congreso profundo, valiente como lo calificó el compañero Esteban Lazo en las palabras centrales, me sirve de motivación, de acicate, para seguir superándome y buscando el periodismo que la Revolución necesita, ese que sea capaz de esparcir por el mundo la verdad de Cuba, nuestra verdad irrebatible, frente a las calumnias de los enemigos de la humanidad.
¡Cuánta alegría sentí por la entrega a Fidel del Premio Extraordinario de Periodismo José Martí por la Obra de la Vida! Nadie lo merece más que él, nadie ha trabajado tanto en el sentido de orientar, informar, educar al pueblo a través de los medios de difusión masiva. Felicidades, querido Comandante.
Hoy me siento feliz y me reconozco por haber dedicado mi vida a esta profesión, en la cual tenemos tanto de soldados. Sí, porque eso somos, soldados de primera fila en defensa de lla sociedad más justa del mundo.
“De todos los oficios prefiero el de la imprenta”, decía nuestro José Martí en referencia al periodismo que, en su época era solo el escrito, pero que creció con la aparición de la radio, de la televisión y, en los tiempos que corren se suma la red de redes y su autopista de información digital.
Razón tenía el Héroe Nacional de Cuba, uno de los precursores de nuestro periodismo, creador de Patria, el periódico que hoy está multiplicado en la gran tarea de ganar a pensamiento la batalla de pensamiento que se nos impone.
Bien por mi Congreso. Hoy mi corazón palpitó más aceleradamente que de costumbre, porque considero privilegio formar parte de este gran destacamento que, jamás, le fallará a la Revolución, al Partido, a Fidel, a Raúl y, fundamentalmente, al pueblo valeroso y leal que resiste con estoicismo y dignidad, las arremetidas del imperio más agresivo y poderoso en la historia de la humanidad, sin ceder un ápice en su derecho a ser libre e independiente.
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