Eurocopa de Fútbol
Destrozado el mito: ¡España campeón!
Las Tunas, Cuba.- Como no soy un especialista en la materia, me había mantenido a la expectativa, pero ante lo sucedido en el partido final, no he podido sustraerme de ofrecer mis criterios ante un extraordinario colofón: España hizo trizas el mito y, después de 44 años de espera, ganó la Eurocopa de Fútbol.
Como tengo el privilegio de ser cubano, de vivir en un país que ama el deporte como puente de paz entre los pueblos y disfruté junto a millones de mis compatriotas cada uno de los partidos; puedo asegurar sin ser un amplio conocedor del tema, que el triunfo español es totalmente merecido, porque ganaron todos sus partidos a base de calidad técnica y empuje físico. La Furia Roja no tuvo rivales.
Después de las batallas semifinales, no me quedó duda alguna acerca del favorito para ganar el torneo. Alemania, con mucha historia, pero sin la capacidad futbolística de las grandes potencias de Europa y de América, sufrió para sacar a Turquía del medio; en tanto España dominó de manera categórica al bien plantado cuadro de Rusia.
Todos vimos que la escuadra de Luis Aragonés ofreció una clase magistral de fútbol y, aunque solo marcó el gol de Fernando “El Niño” Torres, un poco más allá del minuto 35, mereció por lo menos otros dos, si tenemos en cuenta el asedio constante a la puerta de los teutones.
Dos tiros que dieron en el poste izquierdo, tres o cuatro que se fueron por los laterales y por encima del larguero, pudieron convertir en goleada la jornada del cierre de una Copa de Naciones de Europa que tiene un gran CAMPEÓN, así, con mayúsculas.
Después que España ganó la Eurocopa de 1964, vino un período en el que los equipos de ese país, con grandes jugadores y capacidad para repetir aquella victoria; no habían podido imponer su juego, por lo que se creó el mito de que no sabían ganar los grandes torneos.
En 43 años, es cierto, España no había concretado en la práctica las cualidades de su depurado fútbol, no solo en la Copa de Europa, sino en las Copas Mundiales. Una y otra vez, se quedaban cortos y su apasionada afición, solo disfrutaba de algunos triunfos en los certámenes de clubes.
El técnico Luis Aragonés, un excelente atleta en sus años de jugador activo; se propuso cambiar la historia y lo consiguió frente a la lluvia de críticas que provocó su decisión de no convocar a la selección al estelar atacante del Real Madrid, Raúl González Blanco, capitán de los ibéricos en los últimos grandes eventos.
Lo cierto es que Aragonés consiguió insuflar un espíritu distinto entre sus jugadores; los convenció de que tenían la capacidad de ganar y que solo debían hacerlo valer en el terreno. Y la vida le dio la razón; sin Raúl en el equipo y con David Villa, su principal atacador sin poder alinear en la jornada decisiva, España fue superior en toda la línea.
Y, por favor, no comparto para nada los criterios acerca de que Alemania ha ganado y tiene una historia en el fútbol por su carácter, por su “fuerza genética”, cuando se ha demostrado que esa leyenda acerca de la superioridad de la raza aria, sobre el resto de los habitantes de la Tierra es una farsa de la retrógrada y criminal ideología fascista.
Los alemanes juegan fuerte, porque su fútbol no está al nivel de la mayoría de sus rivales y eso los lleva a extremar la brusquedad, como sucedió en algunos momentos del partido definitorio en Viena, la capital de Austria.
No obstante, reconozco que los equipos de Alemania están formados por jugadores extremadamente voluntariosos, que luchan en busca de la victoria hasta el silvatazo final. No tiene nada de fortuito que hayan ganado tres Campeonatos del Mundo e igual número de Eurocopas, tienen un gran historial en el más universal de los deportes, mas necesitan mejorar sus planteamientos técnico-tácticos, porque de lo contrario van a tener que esperar mucho para volver a imponerse en un evento de esta naturaleza.
Destrozado el mito: ¡España campeón!
Las Tunas, Cuba.- Como no soy un especialista en la materia, me había mantenido a la expectativa, pero ante lo sucedido en el partido final, no he podido sustraerme de ofrecer mis criterios ante un extraordinario colofón: España hizo trizas el mito y, después de 44 años de espera, ganó la Eurocopa de Fútbol.
Como tengo el privilegio de ser cubano, de vivir en un país que ama el deporte como puente de paz entre los pueblos y disfruté junto a millones de mis compatriotas cada uno de los partidos; puedo asegurar sin ser un amplio conocedor del tema, que el triunfo español es totalmente merecido, porque ganaron todos sus partidos a base de calidad técnica y empuje físico. La Furia Roja no tuvo rivales.
Después de las batallas semifinales, no me quedó duda alguna acerca del favorito para ganar el torneo. Alemania, con mucha historia, pero sin la capacidad futbolística de las grandes potencias de Europa y de América, sufrió para sacar a Turquía del medio; en tanto España dominó de manera categórica al bien plantado cuadro de Rusia.
Todos vimos que la escuadra de Luis Aragonés ofreció una clase magistral de fútbol y, aunque solo marcó el gol de Fernando “El Niño” Torres, un poco más allá del minuto 35, mereció por lo menos otros dos, si tenemos en cuenta el asedio constante a la puerta de los teutones.
Dos tiros que dieron en el poste izquierdo, tres o cuatro que se fueron por los laterales y por encima del larguero, pudieron convertir en goleada la jornada del cierre de una Copa de Naciones de Europa que tiene un gran CAMPEÓN, así, con mayúsculas.
Después que España ganó la Eurocopa de 1964, vino un período en el que los equipos de ese país, con grandes jugadores y capacidad para repetir aquella victoria; no habían podido imponer su juego, por lo que se creó el mito de que no sabían ganar los grandes torneos.
En 43 años, es cierto, España no había concretado en la práctica las cualidades de su depurado fútbol, no solo en la Copa de Europa, sino en las Copas Mundiales. Una y otra vez, se quedaban cortos y su apasionada afición, solo disfrutaba de algunos triunfos en los certámenes de clubes.
El técnico Luis Aragonés, un excelente atleta en sus años de jugador activo; se propuso cambiar la historia y lo consiguió frente a la lluvia de críticas que provocó su decisión de no convocar a la selección al estelar atacante del Real Madrid, Raúl González Blanco, capitán de los ibéricos en los últimos grandes eventos.
Lo cierto es que Aragonés consiguió insuflar un espíritu distinto entre sus jugadores; los convenció de que tenían la capacidad de ganar y que solo debían hacerlo valer en el terreno. Y la vida le dio la razón; sin Raúl en el equipo y con David Villa, su principal atacador sin poder alinear en la jornada decisiva, España fue superior en toda la línea.
Y, por favor, no comparto para nada los criterios acerca de que Alemania ha ganado y tiene una historia en el fútbol por su carácter, por su “fuerza genética”, cuando se ha demostrado que esa leyenda acerca de la superioridad de la raza aria, sobre el resto de los habitantes de la Tierra es una farsa de la retrógrada y criminal ideología fascista.
Los alemanes juegan fuerte, porque su fútbol no está al nivel de la mayoría de sus rivales y eso los lleva a extremar la brusquedad, como sucedió en algunos momentos del partido definitorio en Viena, la capital de Austria.
No obstante, reconozco que los equipos de Alemania están formados por jugadores extremadamente voluntariosos, que luchan en busca de la victoria hasta el silvatazo final. No tiene nada de fortuito que hayan ganado tres Campeonatos del Mundo e igual número de Eurocopas, tienen un gran historial en el más universal de los deportes, mas necesitan mejorar sus planteamientos técnico-tácticos, porque de lo contrario van a tener que esperar mucho para volver a imponerse en un evento de esta naturaleza.
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