Diez años de injusticia (I)
El comienzo
El 12 de septiembre de 1998 fueron detenidas en la ciudad estadounidense de Miami diez personas por “trabajar para un gobierno extranjero”. El hecho fue publicitado por la prensa con el nombre de la Red Avispa
POR DEISY FRANCIS MEXIDOR
"Lo primero que me llamó la atención, y así lo denunciamos en Naciones Unidas, fue que resultaba asombroso que el país más espiador del mundo acusase de espionaje al país más espiado del mundo".
Fidel 20 de octubre de 1998 Entrevista concedida a la CNN
Todo empezó el 12 de septiembre de 1998, sobre las 5:30 a.m. En casa. Allí los detuvieron y los llevaron al Headquarter del FBI en Miami, "para una entrevista de ‘convencimiento’ a que colaboráramos y traicionáramos, con ciertas promesas a cambio". Ramón Labañino Salazar le narra lo sucedido de esa manera a su esposa Elizabeth 17 meses después del arresto, cuando pudo escribir la primera carta.*
Entonces le confirmó que como era obvio, nada tenía que decir y que después de varios intentos fallidos "sin más que lograr, nos llevaron en auto al FDC (Federal Detention Center) en Miami, en el corazón mismo del Downtown Miami, donde hemos estado todo este tiempo".
"Desde que entramos —dijo—, fuimos llevados directamente al piso 13, donde estuvimos 18 días. Es una celda solitaria, con cama litera de hierro toda, con colchón, meseta de concreto, inodoro de barro, una silla metálica, y solo una colcha para dormir. Los tres primeros días, desde el sábado 12 de septiembre del ’98, hasta el lunes 14, que fuimos por primera vez a lavarnos la boca, no aseo, ni baño, ni peine... , nada de nada. Así es que bajamos por primera vez al show federal".
Esa primera cita en el tribunal fue para declarar que no tenían dinero "y que por tanto se nos asignaría un abogado de la Corte. Allí, aquella vez, estuvimos presentes los diez".
Durante el operativo policial fueron detenidas diez personas. En ese momento el FBI las identificó como René González, Alejandro Alonso, Antonio Guerrero, Luis Medina, Rubén Campa, Manuel Viramontes, Nilo Hernández y su esposa Linda, y Joseph Santos y su esposa Amarilys Silverio. Fueron sometidos a brutales presiones. La verdadera identidad de tres de ellos no la habían podido determinar.
LA PRENSA DE MIAMI: ¡VAYA PAPEL!
Un diluvio de propaganda mal intencionada y fraudulenta que creó el ambiente propicio para condenarlos posteriormente, rodeó los hechos. Fueron presentados como una red tenebrosa y llena de complejos aparatos tecnológicos. La prensa de Miami resultó ser la encargada de desatar esa campaña. El martes 15 de septiembre esta se hizo eco del suceso en términos acusatorios al decir que todos estarían implicados por "trabajar como agentes del Gobierno de Cuba y de tener como objetivo la obtención de informes sobre instalaciones militares y grupos exiliados del sur de la Florida".
Y se expresó más adelante con total cinismo, que este "podría ser un indicio de la decisión norteamericana de ser más severos con los agentes de La Habana que se pueden infiltrar con facilidad en los grupos de exiliados de Miami, con el fin de provocar incidentes". Un argumento insólito.
Cuba jamás ha ocasionado daños a Estados Unidos. Es desde territorio estadounidense que los grupos terroristas, que con total impunidad proliferan en el sur de Florida, han enlutado a miles de familias de la Isla por sus acciones criminales.
No resulta extraño tampoco que entre los titulares de los periódicos estuviese el siguiente: "Arrestos no fueron sorpresa para los exiliados". Es cierto, porque, en Washington, el congresista cubano americano Lincoln Díaz Balart enseguida declaró que no le causaba asombro la noticia ya que Héctor Pesquera, entonces director de la Oficina del FBI en Miami lo había llamado de inmediato, pero dijo más: aseguró estar debidamente informado, incluso antes de que los hechos fuesen publicados.
Lo que evidencia los nexos de la ultraderecha cubano americana y la participación del FBI en esa ciudad del sur de Florida en el proceso que seguiría después.
La causa se radica el 2 de octubre, al otro día, aparece en las páginas de los diarios que "un Jurado Federal de Instrucción de Miami encausó el viernes a diez personas arrestadas el mes pasado, acusadas de espionaje contra Estados Unidos y de haber servido de agentes ilegales del gobierno comunista de Cuba.
"(... ) los investigadores todavía no conocen las verdaderas indentidades de tres de los acusados descritos en un nombre muy propio de ellos (que utilizan para clasificar a los individuos sin identificación), John Doe no. 1, identificados inicialmente como Viramontes, John Doe no. 2, identificado inicialmente como Medina, y Rubén Campa como John Doe no. 3. Se ha ordenado que se mantengan los diez detenidos sin derecho a fianza y pendientes de juicio".
Luego se publica como pan caliente un informe completo —parcializado además—del agente del FBI Raúl Fernández, a quien señalan como jefe del operativo, en el cual concluye que "existe una causa probable de que estos (...) hayan violado el Título 18 USC, Sección 794, que es conspiración para reunir y entregar información de defensa para ayudar a un gobierno extranjero".
La EFE, refirió en un despacho que "tres de ellos, si son encontrados culpables, podrían enfrentar cadena perpetua". ¡Tempranas especulaciones!
LO QUE LES HACÍA FALTA
El 13 de noviembre, también la EFE, puso sobre el ruedo un despacho tendencioso en el que alegaban que "las autoridades estadounidenses están investigando la presunta relación de la red cubana de espías con el derribo de dos avionetas de la organización del exilio Hermanos al Rescate, ocurrida en 1996". Mientras ,The Miami Herald anunciaba que "el ataque de dos cazas cubanos contra las avionetas de la agrupación anticastrista provocó la muerte de cuatro hombres y ha sido el foco de la investigación en el caso de los espías".
Como era de esperar, fabricaron un vínculo entre los detenidos y la acción realizada por el Gobierno de Cuba en legítima defensa de su soberanía nacional. Con este ingrediente toma sabor político la causa, más por aquellos días en que se intentaba consumar un proceso a favor de Hermanos al Rescate en un tribunal de Florida que permitiría cobrar luego —en el año 2000— a los familiares de los pilotos derribados un multimillonario resarcimiento con el dinero que el Departamento del Tesoro tiene congelado en bancos norteamericanos desde el triunfo de la Revolución, en virtud del bloqueo.
El juez Superior de Distrito, Lawrence King, alineado con la mafia terrorista miamense, desempeñó un papel importante en esta trama al dictaminar que La Habana debía compensar a esas familias con 187,6 millones de dólares, "en concepto de indemnización compensatoria y daños punitivos".
En una entrevista que ofreciera el Comandante en Jefe Fidel Castro a la cadena televisiva CNN, el 20 de octubre de 1998, cuando se le preguntó acerca de este caso aseveró: "Sí, a veces hemos enviado ciudadanos cubanos que se han infiltrado en organizaciones contrarrevolucionarias, para informar de actividades destructivas contra nuestra patria, y creo que tenemos derecho a hacerlo mientras Estados Unidos tolere que desde allí se organicen sabotajes, incursiones armadas, ametrallamiento de instalaciones turísticas, introducción de armas, explosivos, y, sobre todo, brutales atentados terroristas".
PARÉNTESIS
El 20 de junio del 2001 se develó la historia. Entonces la opinión pública nacional e internacional conoció quiénes son Antonio Guerrero Rodríguez, Gerardo Hernández Nordelo (Manuel Viramontes), Fernando González Llort (Rubén Campa), Ramón Labañino Salazar (Luis Medina) y René González Sehwerert, y el porqué de su anónima lucha.
Antes, el 17 de junio, después de imputárseles el veredicto de culpabilidad y en un mensaje al pueblo estadounidense, confirman que "en nuestros días de prisión hemos reflexionado sobre nuestra conducta en este país y reafirmamos la más profunda convicción de que con nuestra actitud y acciones no transgredimos ni pusimos en peligro la seguridad del pueblo norteamericano y sí contribuimos en alguna medida a descubrir planes y acciones terroristas contra nuestro pueblo, evitando la muerte de ciudadanos inocentes cubanos y norteamericanos".
Paradójicamente, entre el 16 y 17 de junio de 1998 autoridades de la Seguridad del Estado cubano, en un intercambio con el FBI, le entregan 230 páginas sobre las actividades terroristas contra Cuba, cinco videocasetes con conversaciones e informaciones transmitidas por las cadenas de televisión referidas a actividades criminales contra la Isla y ocho casetes de audio, ascendentes a dos horas y 40 minutos, sobre llamadas telefónicas de terroristas centroamericanos que estaban detenidos con sus mentores en el exterior. El FBI admite estar "impresionado" por la abundancia de pruebas y responde que contestará en dos semanas.
Sin embargo, el 12 de septiembre de 1998 lo que intentaron fue "matar" a los posibles mensajeros.
*Elizabeth recibió la primera carta el 20 de enero del 2001.
Fuentes consultadas: Mesas Redondas Informativas "En las entrañas del monstruo", junio del 2001.
Libro El dulce abismo.
Testimonio de familiares de los Cinco
(Tomado de la edición digital del periódico 26, Las Tunas, Cuba)
El comienzo
El 12 de septiembre de 1998 fueron detenidas en la ciudad estadounidense de Miami diez personas por “trabajar para un gobierno extranjero”. El hecho fue publicitado por la prensa con el nombre de la Red Avispa
POR DEISY FRANCIS MEXIDOR
"Lo primero que me llamó la atención, y así lo denunciamos en Naciones Unidas, fue que resultaba asombroso que el país más espiador del mundo acusase de espionaje al país más espiado del mundo".
Fidel 20 de octubre de 1998 Entrevista concedida a la CNN
Todo empezó el 12 de septiembre de 1998, sobre las 5:30 a.m. En casa. Allí los detuvieron y los llevaron al Headquarter del FBI en Miami, "para una entrevista de ‘convencimiento’ a que colaboráramos y traicionáramos, con ciertas promesas a cambio". Ramón Labañino Salazar le narra lo sucedido de esa manera a su esposa Elizabeth 17 meses después del arresto, cuando pudo escribir la primera carta.*
Entonces le confirmó que como era obvio, nada tenía que decir y que después de varios intentos fallidos "sin más que lograr, nos llevaron en auto al FDC (Federal Detention Center) en Miami, en el corazón mismo del Downtown Miami, donde hemos estado todo este tiempo".
"Desde que entramos —dijo—, fuimos llevados directamente al piso 13, donde estuvimos 18 días. Es una celda solitaria, con cama litera de hierro toda, con colchón, meseta de concreto, inodoro de barro, una silla metálica, y solo una colcha para dormir. Los tres primeros días, desde el sábado 12 de septiembre del ’98, hasta el lunes 14, que fuimos por primera vez a lavarnos la boca, no aseo, ni baño, ni peine... , nada de nada. Así es que bajamos por primera vez al show federal".
Esa primera cita en el tribunal fue para declarar que no tenían dinero "y que por tanto se nos asignaría un abogado de la Corte. Allí, aquella vez, estuvimos presentes los diez".
Durante el operativo policial fueron detenidas diez personas. En ese momento el FBI las identificó como René González, Alejandro Alonso, Antonio Guerrero, Luis Medina, Rubén Campa, Manuel Viramontes, Nilo Hernández y su esposa Linda, y Joseph Santos y su esposa Amarilys Silverio. Fueron sometidos a brutales presiones. La verdadera identidad de tres de ellos no la habían podido determinar.
LA PRENSA DE MIAMI: ¡VAYA PAPEL!
Un diluvio de propaganda mal intencionada y fraudulenta que creó el ambiente propicio para condenarlos posteriormente, rodeó los hechos. Fueron presentados como una red tenebrosa y llena de complejos aparatos tecnológicos. La prensa de Miami resultó ser la encargada de desatar esa campaña. El martes 15 de septiembre esta se hizo eco del suceso en términos acusatorios al decir que todos estarían implicados por "trabajar como agentes del Gobierno de Cuba y de tener como objetivo la obtención de informes sobre instalaciones militares y grupos exiliados del sur de la Florida".
Y se expresó más adelante con total cinismo, que este "podría ser un indicio de la decisión norteamericana de ser más severos con los agentes de La Habana que se pueden infiltrar con facilidad en los grupos de exiliados de Miami, con el fin de provocar incidentes". Un argumento insólito.
Cuba jamás ha ocasionado daños a Estados Unidos. Es desde territorio estadounidense que los grupos terroristas, que con total impunidad proliferan en el sur de Florida, han enlutado a miles de familias de la Isla por sus acciones criminales.
No resulta extraño tampoco que entre los titulares de los periódicos estuviese el siguiente: "Arrestos no fueron sorpresa para los exiliados". Es cierto, porque, en Washington, el congresista cubano americano Lincoln Díaz Balart enseguida declaró que no le causaba asombro la noticia ya que Héctor Pesquera, entonces director de la Oficina del FBI en Miami lo había llamado de inmediato, pero dijo más: aseguró estar debidamente informado, incluso antes de que los hechos fuesen publicados.
Lo que evidencia los nexos de la ultraderecha cubano americana y la participación del FBI en esa ciudad del sur de Florida en el proceso que seguiría después.
La causa se radica el 2 de octubre, al otro día, aparece en las páginas de los diarios que "un Jurado Federal de Instrucción de Miami encausó el viernes a diez personas arrestadas el mes pasado, acusadas de espionaje contra Estados Unidos y de haber servido de agentes ilegales del gobierno comunista de Cuba.
"(... ) los investigadores todavía no conocen las verdaderas indentidades de tres de los acusados descritos en un nombre muy propio de ellos (que utilizan para clasificar a los individuos sin identificación), John Doe no. 1, identificados inicialmente como Viramontes, John Doe no. 2, identificado inicialmente como Medina, y Rubén Campa como John Doe no. 3. Se ha ordenado que se mantengan los diez detenidos sin derecho a fianza y pendientes de juicio".
Luego se publica como pan caliente un informe completo —parcializado además—del agente del FBI Raúl Fernández, a quien señalan como jefe del operativo, en el cual concluye que "existe una causa probable de que estos (...) hayan violado el Título 18 USC, Sección 794, que es conspiración para reunir y entregar información de defensa para ayudar a un gobierno extranjero".
La EFE, refirió en un despacho que "tres de ellos, si son encontrados culpables, podrían enfrentar cadena perpetua". ¡Tempranas especulaciones!
LO QUE LES HACÍA FALTA
El 13 de noviembre, también la EFE, puso sobre el ruedo un despacho tendencioso en el que alegaban que "las autoridades estadounidenses están investigando la presunta relación de la red cubana de espías con el derribo de dos avionetas de la organización del exilio Hermanos al Rescate, ocurrida en 1996". Mientras ,The Miami Herald anunciaba que "el ataque de dos cazas cubanos contra las avionetas de la agrupación anticastrista provocó la muerte de cuatro hombres y ha sido el foco de la investigación en el caso de los espías".
Como era de esperar, fabricaron un vínculo entre los detenidos y la acción realizada por el Gobierno de Cuba en legítima defensa de su soberanía nacional. Con este ingrediente toma sabor político la causa, más por aquellos días en que se intentaba consumar un proceso a favor de Hermanos al Rescate en un tribunal de Florida que permitiría cobrar luego —en el año 2000— a los familiares de los pilotos derribados un multimillonario resarcimiento con el dinero que el Departamento del Tesoro tiene congelado en bancos norteamericanos desde el triunfo de la Revolución, en virtud del bloqueo.
El juez Superior de Distrito, Lawrence King, alineado con la mafia terrorista miamense, desempeñó un papel importante en esta trama al dictaminar que La Habana debía compensar a esas familias con 187,6 millones de dólares, "en concepto de indemnización compensatoria y daños punitivos".
En una entrevista que ofreciera el Comandante en Jefe Fidel Castro a la cadena televisiva CNN, el 20 de octubre de 1998, cuando se le preguntó acerca de este caso aseveró: "Sí, a veces hemos enviado ciudadanos cubanos que se han infiltrado en organizaciones contrarrevolucionarias, para informar de actividades destructivas contra nuestra patria, y creo que tenemos derecho a hacerlo mientras Estados Unidos tolere que desde allí se organicen sabotajes, incursiones armadas, ametrallamiento de instalaciones turísticas, introducción de armas, explosivos, y, sobre todo, brutales atentados terroristas".
PARÉNTESIS
El 20 de junio del 2001 se develó la historia. Entonces la opinión pública nacional e internacional conoció quiénes son Antonio Guerrero Rodríguez, Gerardo Hernández Nordelo (Manuel Viramontes), Fernando González Llort (Rubén Campa), Ramón Labañino Salazar (Luis Medina) y René González Sehwerert, y el porqué de su anónima lucha.
Antes, el 17 de junio, después de imputárseles el veredicto de culpabilidad y en un mensaje al pueblo estadounidense, confirman que "en nuestros días de prisión hemos reflexionado sobre nuestra conducta en este país y reafirmamos la más profunda convicción de que con nuestra actitud y acciones no transgredimos ni pusimos en peligro la seguridad del pueblo norteamericano y sí contribuimos en alguna medida a descubrir planes y acciones terroristas contra nuestro pueblo, evitando la muerte de ciudadanos inocentes cubanos y norteamericanos".
Paradójicamente, entre el 16 y 17 de junio de 1998 autoridades de la Seguridad del Estado cubano, en un intercambio con el FBI, le entregan 230 páginas sobre las actividades terroristas contra Cuba, cinco videocasetes con conversaciones e informaciones transmitidas por las cadenas de televisión referidas a actividades criminales contra la Isla y ocho casetes de audio, ascendentes a dos horas y 40 minutos, sobre llamadas telefónicas de terroristas centroamericanos que estaban detenidos con sus mentores en el exterior. El FBI admite estar "impresionado" por la abundancia de pruebas y responde que contestará en dos semanas.
Sin embargo, el 12 de septiembre de 1998 lo que intentaron fue "matar" a los posibles mensajeros.
*Elizabeth recibió la primera carta el 20 de enero del 2001.
Fuentes consultadas: Mesas Redondas Informativas "En las entrañas del monstruo", junio del 2001.
Libro El dulce abismo.
Testimonio de familiares de los Cinco
(Tomado de la edición digital del periódico 26, Las Tunas, Cuba)
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