Aniversario 50
Díaz Balart no `pudo pasar por La Guanábana
Hace medio siglo, las fuerzas guerrilleras daban los últimos golpes a las fuerzas de la dictadura batistiana y en la zona comprendida entre la entonces Victoria de Las Tunas y el territorio de la provincia de Camagüey, impedían el tránsito por la carretera central.
Una prueba de la preponderancia de los efectivos revolucionarios en esta zona se puso de manifiesto el día 6 de noviembre de 1958, cuando el conocido cruce de La Guanábana, sirvió de escenario a uno de los más encarnizados combates librados en el llano, durante los meses finales de la guerra de liberación.
En ese lugar fue emboscada una caravana de seis automóviles que había salido de la ciudad de Victoria de Las Tunas, escoltada por dos vehículos blindados y seis camiones repletos de guardias, además de protección aérea, a cuyo frente estaba el politiquero batistiano Rafael Díaz Balart, quien andaba de campaña electoral y pretendía restablecer el tránsito entre Oriente y Camagüey.
La comitiva fue atacada con nutrido fuego de fusilería por parte de los hombres al mando del capitán Silvio García, apostados a ambos lados de la carretera, lo que provocó que los autos se detuvieran y sus ocupantes los abandonaran rápidamente, no sin antes sufrir algunas bajas.
Entonces se entabló un intenso combate contra la soldadesca de los camiones que venían detrás, el que por momentos llegó a ser cuerpo a cuerpo. En medio de la batalla, las fuerzas batistianas quisieron hacer una maniobra envolvente, al tiempo que incendiaban las casas de los vecinos más cercanos a la vía.
La bandidesca acción contra la inerme población civil, recibió una contundente respuesta, porque Silvio García puso sobre aviso a los grupos mandados por Róger García y Alfredo Lapinet, que sorprendieron a los esbirros y los golpearon con tal fuerza que debieron replegarse de inmediato.
Después de cuatro horas de incesante combatir, la diezmada fuerza militar fue rescatada por un nutrido refuerzo procedente de Camagüey, no sin antes abandonar varios vehículos, posteriormente quemados por los rebeldes.
A pesar de la intensidad del enfrentamiento, las fuerzas revolucionarias se retiraron ilesas y les causaron numerosas bajas al enemigo, muchas más que las recogidas en el parte oficial emitido, en el cual reconocieron 13 muertos, siete heridos y cinco desaparecidos.
Como la famosa caravana de Díaz Balart no pudo pasar, las fuerzas de la dictadura aumentaron la represión y en consecuencia asesinaron a los revolucionarios Indalecio Díaz y José Fernández Reyes, en Victoria de Las Tunas y a Pablo Nápoles en Manatí.
Fuente:
-Comisión Provincial de Historia del Paerido Comunista de Cuba y testimonio del combatiente José Espinosa Rodríguez, fundador de la columna 12 Simón Bolívar, del Ejército Rebelde.
Díaz Balart no `pudo pasar por La Guanábana
Hace medio siglo, las fuerzas guerrilleras daban los últimos golpes a las fuerzas de la dictadura batistiana y en la zona comprendida entre la entonces Victoria de Las Tunas y el territorio de la provincia de Camagüey, impedían el tránsito por la carretera central.
Una prueba de la preponderancia de los efectivos revolucionarios en esta zona se puso de manifiesto el día 6 de noviembre de 1958, cuando el conocido cruce de La Guanábana, sirvió de escenario a uno de los más encarnizados combates librados en el llano, durante los meses finales de la guerra de liberación.
En ese lugar fue emboscada una caravana de seis automóviles que había salido de la ciudad de Victoria de Las Tunas, escoltada por dos vehículos blindados y seis camiones repletos de guardias, además de protección aérea, a cuyo frente estaba el politiquero batistiano Rafael Díaz Balart, quien andaba de campaña electoral y pretendía restablecer el tránsito entre Oriente y Camagüey.
La comitiva fue atacada con nutrido fuego de fusilería por parte de los hombres al mando del capitán Silvio García, apostados a ambos lados de la carretera, lo que provocó que los autos se detuvieran y sus ocupantes los abandonaran rápidamente, no sin antes sufrir algunas bajas.
Entonces se entabló un intenso combate contra la soldadesca de los camiones que venían detrás, el que por momentos llegó a ser cuerpo a cuerpo. En medio de la batalla, las fuerzas batistianas quisieron hacer una maniobra envolvente, al tiempo que incendiaban las casas de los vecinos más cercanos a la vía.
La bandidesca acción contra la inerme población civil, recibió una contundente respuesta, porque Silvio García puso sobre aviso a los grupos mandados por Róger García y Alfredo Lapinet, que sorprendieron a los esbirros y los golpearon con tal fuerza que debieron replegarse de inmediato.
Después de cuatro horas de incesante combatir, la diezmada fuerza militar fue rescatada por un nutrido refuerzo procedente de Camagüey, no sin antes abandonar varios vehículos, posteriormente quemados por los rebeldes.
A pesar de la intensidad del enfrentamiento, las fuerzas revolucionarias se retiraron ilesas y les causaron numerosas bajas al enemigo, muchas más que las recogidas en el parte oficial emitido, en el cual reconocieron 13 muertos, siete heridos y cinco desaparecidos.
Como la famosa caravana de Díaz Balart no pudo pasar, las fuerzas de la dictadura aumentaron la represión y en consecuencia asesinaron a los revolucionarios Indalecio Díaz y José Fernández Reyes, en Victoria de Las Tunas y a Pablo Nápoles en Manatí.
Fuente:
-Comisión Provincial de Historia del Paerido Comunista de Cuba y testimonio del combatiente José Espinosa Rodríguez, fundador de la columna 12 Simón Bolívar, del Ejército Rebelde.
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