miércoles, noviembre 26, 2008

Aniversario 50
El combate del cementerio de Chaparra
Hace 50 años, las columnas invasoras del Ejército Rebelde, al mando de Camilo Cienfuegos y Ernesto Che Guevara golpeaban con acciones diarias a las tropas de la tiranía de Fulgencio Batista en el centro de Cuba, liberaban pueblos y ciudades, en una marcha indetenible hacia la ciudad de Santa Clara.
Mientras tanto, en los llanos nororientales, las fuerzas del IV Frente Simón Bolívar obligaban a los guardias a refugiarse en los cuarteles y las zonas y poblados liberados aumentaban con cada amanecer. Los días de la tiranía estaban contados.
Es en ese contexto de auge guerrillero, que la jefatura del IV frente ordena emboscar a una patrulla de soldados del Escuadrón 73 de la guardia rural, asentado en el batey del central Delicias (hoy Antonio Guiteras), la cual cubría el itinerario desde aquel poblado hasta el de Chaparra, en la actual provincia de Las Tunas.
El objetivo era mostrar al enemigo la fuerza de los grupos guerrilleros que operaban en la zona, por lo que el 27 de noviembre de 1958, se crean las condiciones y se escogen los hombres que darían el golpe.
Es así que el pelotón al mando del capitán Omar Iser Mojena se situó en las inmediaciones del cementerio a la entrada de Chaparra, el dirigido por Raúl Castro Mercader tomó posiciones en el lugar conocido por La Cadena y el propio jefe del Frente, Comandante Delio Gómez Ochoa, apostó sus hombres a las puertas de Delicias.
Castro Mercader tenía la misión de hacer detonar una mina al paso de la patrulla y los otros grupos se encargarían de impedir la salida de refuerzos desde Chaparra o Delicias. Un error provocó que la explosión se produjera al aparecer un carro de línea.
Según el testimonio de uno de los participantes en la acción, Miguel Jorge Velázquez; ante el imponderable los grupos de Delicias y La Cadena se retiraron. La explosión provocó que una considerable fuerza militar saliera desde Puerto Padre, la cual, luego de comprobar lo ocurrido, siguió viaje hacia Chaparra.
Fue entonces que esta fuerza de la tiranía chocó con el grupo de combatientes de Iser Mojena en el cementerio, quienes debieron pelear duramente en condiciones desventajosas, tanto en armas como en hombres, por lo que organizaron la retirada hacia un cañaveral cercano, bajo una verdadera lluvia de balas.
Pese al intenso tiroteo a una distancia relativamente corta, los rebeldes solo debieron lamentar la baja de José Manuel Rodríguez Marrero, herido gravemente y fallecido al siguiente día en el campamento de El Pital.
Fuente:
-Comisión Provincial de Historia del Partido Comunista de Cuba, en Las Tunas

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